Proponemos incorporar de manera decidida un enfoque que garantice un progreso duradero y equitativo. Se trata de fortalecer la necesaria responsabilidad de todos los ciudadanos¸ haciéndolos más conscientes de los efectos (económicos, sociales y ambientales) de su propio comportamiento, como empresarios, como consumidores o como miembros de instituciones públicas.
Sostenibilidad implica durabilidad; todo lo contrario del enfoque cortoplacista en el que se ha basado gran parte de nuestro crecimiento económico desde mediados de los 90. La comunidad científica viene advirtiendo, desde hace décadas, sobre la estrecha interdependencia que existe entre la dimensión económica, la social y la ecológica de la acción del hombre. Una interdependencia, vinculando lo local a lo global, que exige una nueva aproximación a los conceptos tradicionales de progreso y bienestar.
Por otra parte, el sur de Europa, y particularmente España, es extremadamente vulnerable al cambio climático, especialmente en lo referente a desertización y recursos hídricos. El cambio climático, siendo una amenaza, no deja de considerarse como una gran oportunidad para transformar de manera eficiente el modelo de producción y consumo, e implantar un modelo energético bajo en carbono que contribuya a una mayor seguridad y sostenibilidad energética.
No es lo mismo PSOE que PP
En general, el PP sigue pensando que el desarrollo económico es incompatible con la sostenibilidad ambiental; sus posiciones están muy alejadas, incluso, de las defendidas por otros partidos conservadores europeos.
Elegimos entre dos modelos claramente opuestos. El del “ladrillado inmobiliario” que defiende el PP en su vuelta al 96 o el del cambio hacia un modelo más sostenible que proponemos desde el Partido Socialista
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